Sunday, June 1, 2014

Enseñe a hablar a su niño

ENSEÑANZA ACELERADA DEL LENGUAJE.
Cuando un bebé nace, su situación es desesperada. Sus músculos no están preparados para la gravedad de la Tierra, sus oídos no tienen las conexiones cerebrales para procesar los sonidos, mucho menos para entender el sentido de los sonidos que escucha, su boca no puede emitir sonidos, su única forma de pedir ayuda es el llanto; no puede sobrevivir por sí mismo, y si no fuera por una placenta social que lo cobija moriría en pocas horas. Tiene que entrenarse y aprender muchas cosas para sobrevivir en la Tierra. Afortunadamente ese bebé indefenso viene con un cerebro poderoso y una increíble capacidad de aprender. Una de las cosas más difíciles e importantes que tiene que hacer es HABLAR, COMUNICARSE. Y pasará años escuchando, observando, asociando, y finalmente dominará uno o varios idiomas y sus culturas. Muchas personas no intentan ayudarle, y ni siquiera saben que se puede acelerar ese proceso.

Sin embargo tenemos experiencias que prueban que es posible acelerar el proceso de habla y comunicación en el bebé; por ejemplo, un niño que está frecuentemente con otros niños aprende a hablar más rápidamente que el que solo está con adultos. El motivo puede ser que los niños usan menos palabras y frases menos complicadas que hacen que el bebé pueda más fácilmente entender su sentido.
Al contrario, tenemos la experiencia de que un niño que no aprendió a hablar en su infancia, NUNCA va a aprender a hablar. Es el caso de los niños que fueron criados por lobos: su cerebro no hizo las conexiones necesarias para oír y entender las palabras, esa parte del cerebro se usa para otras cosas, y el proceso es prácticamente irreversible: El niño lobo no oye las palabras como nosotros.

Esas conexiones cerebrales comienzan en el vientre de la madre. El niño recién nacido responde sonriendo cuando se le habla en el idioma materno, y no reacciona cuando le hablan en otros idiomas; tampoco reacciona cuando una máquina –TV, computadora- le habla en el idioma materno: el cerebro del bebé está vinculado al lenguaje y su relación con humanos, no a medios electrónicos. Poner un bebé frente a la televisión no sirve para enseñarle a hablar, solo para dañarle los ojos.

Actualmente hay mucho énfasis en enseñar a los niños letras, números, colores y formas geométricas. No hay interés en acelerar el proceso de aprendizaje del lenguaje, por 3 motivos: porque el niño es tan inteligente que de todas formas aprende a hablar, porque la mayoría de las personas no saben que el lenguaje es aprendido, no natural, y que se puede acelerar este proceso y hacerlo mucho más fácil para el niño, y finalmente porque tampoco saben que el niño comienza a dominar el idioma desde que nace -¡o antes!- aunque aún no pueda hablar.

Las palabras más fáciles de enseñar son las que nombran OBJETOS concretos: mesa, silla, televisión. Para enseñarlas ponemos el bebé frente al objeto y lo señalamos con el dedo, o hacemos que el bebé lo toque mientras decimos el nombre. Por ejemplo, vamos por cada silla de la casa diciendo: “silla”. Pronto el poderoso cerebro del bebé comienza a asociar el objeto con el sonido. Y pronto va a tratar de repetir el nombre.

Es importante comenzar por palabras importantes para el niño: normalmente la primera palabra que todos los niños aprenden es “mamá”. Si hay un papá” en la casa, señale alternativamente cada uno mientras repite “mamá”, “papá”. El niño aprende que “cosas” diferentes tienen nombres diferentes. Aprende también que si él dice esa palabra provoca una reacción en la persona; es decir, aprende a que los nombres sirven para relacionarse.

En realidad las cosas no son tan sencillas: el bebé observa que “mamá” también tiene otro nombre, “Maria”, “Lupe”..., y que otros niños llaman “mamá” a otras personas, y que otras “mamás” también tienen otros nombres distintos “Pily”, Juana”, “Teresa”. No importa. El bebé es tan inteligente que no se deja confundir, y va a aprender adicionalmente de estas diferencias. En realidad el bebé es mucho más inteligente y tiene más capacidad de aprender que nosotros los adultos.

Comience con una palabra y haga cada día durante una semana un recorrido mostrando el objeto y repitiendo el nombre. Puede hacerlo 2 o 3 veces al día. A la semana siguiente “presente” al niño una segunda palabra, y haga sus recorridos diciendo las 2 palabras. Añada otra en la tercera semana. En la cuarta semana suprima la primera palabra y añada otra nueva. Luego úsela ocasionalmente. Pero no aburra a los niños. Y adáptese al ritmo de aprendizaje de los niños.

En esta fase incluya los nombres de las personas cercanas, partes del cuerpo, alimentos, “cosas” que el niño pueda ver, oler, tocar.

La segunda fase son ACCIONES. Es algo mucho más complicado, porque son verbos, y los modificamos según el tiempo, la persona… No se preocupe. Ya hemos dicho que el bebé es increíblemente inteligente. Y siempre va a resultar más fácil para él aprender si nos preocupamos de enseñarle la relación entre la palabra y la acción que si nos despreocupamos y esperamos a que lo aprenda solo. En esta fase diremos, por ejemplo: “Sentarse” “mamá se sienta” “Tu te sientas” “Juan, siéntate. Juan se sienta” El bebé reconoce entre todas estas palabras unos sonidos que se repiten al mismo tiempo que la acción. Los adultos lo llamamos “raíces verbales”. El bebé simplemente se da cuenta que hay una palabra que señala cuando mamá se sienta, otra parecida que señala que él se sienta, o que el hermano se sienta.

Aún queda mucho por hacer. Hay palabras abstractas que designan cosas que no se ven, no se huelen, no se tocan, a veces designan cosas que no existen, por tanto son mucho más difíciles de enseñar. Palabras que designan sensaciones, sentimientos… No nos preocupemos ahora de ellas. Si simplemente enseñamos las palabras más básicas hemos adelantado hasta por 2 años el nivel de lenguaje del niño. Imagínense un niño de 3 años que llega al kínder hablando y ENTENDIENDO como un niño de 5.

Si cuando enseñamos los objetos o acciones les mostramos también la palabra escrita en color vivo y letras grandes, estamos al mismo tiempo enseñando a leer por el mejor método y más sencillo que existe, RECONOCIMIENTO DE PALABRAS.  Piensen en la diferencia que esto va a crear en la escuela, en la universidad, en la vida. Ahora hagan planes. Comiencen a enseñar el lenguaje a todos sus niños.